Una reflexión por los sucesos en El Calvario de Fuerte Quemado



El Consejo Directivo del Instituto de las Culturas (IDECU) lamenta profundamente el conflicto surgido recientemente entre arqueólogxs que se desempeñan en el campo científico-académico y de la gestión del patrimonio arqueológico. El problema surge por el proyecto de instalación de una obra escultórica sobre la cumbre del cerro donde está emplazado el sitio arqueológico El Calvario de Fuerte Quemado.

De las instancias de alerta y comunicación entre las partes (Integrantes del Proyecto Arqueológico Yocavil y la Dirección Provincial de Antropología de Catamarca) se pasó a la publicación de cartas abiertas en redes sociales, medios gráficos y entrevistas radiales por ambas partes, lo que ha provocado una situación muy incómoda, casi de enfrentamiento, entre los que defendemos la historia no-escrita del territorio. Lamentablemente, esto no es bueno ni positivo para preservar la materialidad del pasado.  Es en este contexto que apelamos al diálogo, al debate respetuoso, a pesar de sostener ideas contrapuestas, a escuchar y respetar todas las voces, de modo tal de llevar a la práctica por lo que bregamos como humanistas: vivimos en una sociedad pluricultural.

Nadie duda de la integridad ética y moral del colectivo de profesionales arqueólogxs que conforman el Proyecto Arqueológico Yocavil. La comunidad científica reconoce y valora su trayectoria profesional, como así también el sólido compromiso, de larga data, de cada unx de sus integrantes tanto para generar mecanismos de vinculación con la comunidad como para resguardar el patrimonio arqueológico material e inmaterial. Tampoco podemos ignorar que las autoridades de aplicación provinciales viven en permanente tensión política, la que es generada por las distintas visiones, intereses, necesidades y demandas de la sociedad actual, que proclama y sostiene diversas posiciones sobre el patrimonio, su preservación y conservación.

Por lo expuesto, consideramos que la única solución a este conflicto es construir puentes con “ladrillos de diálogo”, para lo cual es necesario conformar grandes mesas en las que participen todas las partes interesadas e involucradas. En este sentido acompañamos este proceso dando por sentado que cada una de esas partes, con roles diferentes y distinto grado de responsabilidad, harán los esfuerzos necesarios para encontrar y llegar a acuerdos que contemplen y satisfagan a todas y todos los que forman esta compleja realidad social, ya que sus decisiones impactan en forma directa en la preservación de nuestra historia como nación, independientemente de nuestro lugar de residencia. Ninguna de las partes debería tomar decisiones inconsultas sin mediar mecanismos previos de debate e intercambio de posiciones. Repudiamos el accionar unilateral de aquellos, en principio el Municipio de Santa María, que comenzaron con las obras proyectadas en medio de una etapa aún abierta de consulta social y de realización de estudios de impacto.

CONSEJO DIRECTIVO DEL IDECU