Pasado y presente. Diálogo entre arqueología y antropología social para abordar nociones de territorio- territorialidad e identidad en contextos de riesgo socioambiental

Resumen del proyecto

El objetivo general del proyecto es analizar desde las perspectivas de la Arqueología y la Antropología Social los procesos identitarios, territoriales y de percepción del riesgo acontecidos en las poblaciones pretéritas (en La Pampa) y actuales (en Norpatagonia y Chaco).

Enlaza tres problemáticas diferentes pero concatenadas, desde la Arqueología y la Antropología Social. La primera involucra los procesos identitarios y de territorialidad; la segunda remite al reclamo por el reconocimiento territorial y la preexistencia indígena, y la tercera hace referencia a la percepción y respuestas adaptativas en contextos de riesgo de desastre y crisis socioambientales, como el déficit hídrico o la contaminación del agua. Todos ellos han sido aspectos desarrollados por ambas disciplinas en la última década, en diferentes espacios sociales, geografías, ecosistemas y contextos socioculturales. Este proyecto abordará dichas problemáticas en tres regiones, Pampa, Norpatagonia y Chaco y en referencia a tres grupos étnicos, mapuches ranqueles y wichis.

En relación a los dos primeros puntos, la arqueología y la antropología han conjugado los resultados de diferentes investigaciones para apoyar y sustentar el reconocimiento de su preexistencia y ancestralidad étnica en Argentina, en términos de procesos de larga duración. Para momentos históricos, en referencia al pueblo mapuche, los documentos reflejan una continua interacción entre las poblaciones que transitaron por los actuales territorios de Argentina y Chile, evidenciando un énfasis en la movilidad y los procesos migratorios a lo largo de este vasto territorio, conocido desde la cosmovisión indígena como Wallmapu (Bandieri 2005; Barberena et al. 2018; Bello 2011; Berón 2018a; Nicoletti y Núñez 2013; Radovich 2013; Zavala Cepeda 2011). Estos procesos de interacción se han evidenciado también a partir del registro arqueológico recuperado en Neuquén y La Pampa. Diferentes artefactos, adornos y materias primas constituyen indicadores de movilidad e interacción que dan cuenta de que los grupos de la región participaban de extensas redes sociales donde circulaban objetos, pero también ideas y personas, conformando circuitos macro-regionales de movilidad, basados en sistemas de alianza social e interacciones por vía pacífica o través de conflictos (Berón et al. 2012, Berón 2018 ayb, 2019; Mera et al. 2015; Salazar Siciliano y Berón 2013).

En La Pampa y Neuquén la historia material y territorial de las comunidades indígenas locales y su correlato arqueológico/histórico producto del proceso de consolidación nacional y expansión de las fronteras económicas, nos permite vincular las problemáticas del acceso a la tierra y el reclamo en torno de territorios ancestrales, con el abordaje de la percepción del riesgo y la vulnerabilidad.

El diálogo entre Arqueología y Antropología Social da cuenta de la complejidad, material y simbólica del fenómeno sociocultural. Ello permite comprender el cambio sociohistórico y ambiental como inherente al sistema, así como las modificaciones que conlleva en aspectos importantes de la organización social y cultural que incluso, algunas veces se expresa a través del conflicto. Tanto en Pampa, Norpatagonia como en la Región Chaqueña, se han analizado los vínculos y percepciones, entre las relaciones sociales de producción y la dinámica hidroclimática, procurando identificar las prácticas y políticas en torno a la distribución y apropiación del territorio, y la vulnerabilidad social que resulta de los procesos que alteran el ecosistema. En este sentido, otro de los puntos abordados en el marco del proyecto es el tema de respuesta humana al riesgo y a las crisis naturales/sociales.

Desde la arqueología y la antropología social se ha contemplado la problemática hídrica como un tema central, en relación a la escasez de aguas superficiales y las dificultades para aprovechar las aguas subterráneas aptas para el consumo humano y para la producción. Un amplio territorio de la República Argentina se inscribe en la llamada Diagonal Árida Sudamericana (en adelante DAS). A lo largo de la misma y con algunas diferencias se suceden ambientes desérticos y semidesérticos desde la Puna hasta la Patagonia. Desde la Antropología Social, hace ya cuatro décadas que se aborda el riesgo y los desastres ambientales como una construcción social. Si bien se los entiende como procesos naturales, se los aborda como desastres “sociales” y/o “políticos” dado que sus causas y consecuencias no son exclusivamente atribuibles a la naturaleza. De tal manera, el registro arqueológico da cuenta de la capacidad humana para adaptarse a través de diferentes mecanismos sociales, a situaciones de escases de recursos, paisajes de baja productividad y conflicto social (Berón 2004, 2006, 2014), mientras que los resultados de las investigaciones antropológicas dan cuenta que en comunidades indígenas actuales, se han acumulado vulnerabilidades sociales relacionadas a la baja productividad de los territorios, en el marco de fenómenos relacionados con el vulcanismo, sequías, inundaciones y contaminación.